Mientras estas alternativas en las negociaciones se desarrollaban, con las contradicciones, retrocesos y cambios de posicion de Gran Bretaña, en las islas del Atlantico Sur se incubaban los acontecimientos que obrarian como detonante del conflicto armado entre Argentina y Gran Bretaña. Las islas de San Pedro y San Santiago, descubiertas por los españoles en 1756 pero no ocupadas durantes varias decadas, fueron visitadas, en 1774, por el marino ingles John Cook quien, al encontrarlas sin poblacion permanente ni autoridades, en homenaje a Joger III -el "rey loco"- a las primeras, y Sandwich a las segundas, dejando una bandera y la infaltable placa de plomo con la leyenda de pertenecer a Inglaterra.
Ese conjunto isleño, ubicado a 2.300 kilometros del continente y a una distancia de las islas Malvinas de 1.450 kilometros, continuo, sin embargo deshabitado, visitadas las dos islas principales, San Pedro y Santiago, por los buques balleneros, la mayoria noruegos, durante la segunda mitad del siglo XVIII. Precisamente, entre fines del 1700 y principios del 1900, la actividad ballenera constituyo uno de los recursos pesqueros mas solicitados por los paises con flotas cazadoras, hasta casi agotar la especie por la matanza indiscriminada y masiva de esos codiciados cetaceos gigantes.
La caza de ballenas fue una tarea riesgosa, dura y dificil, requiriendo, para realizacar, gente de gran resistencia fisica y animica, experta en el manejo del arpon, los botes y la tecnica para dominar el trabajo en alta mar, sobre todo durante el siglo XIX, en que los medios disponibles eran en su mayoria manuales y la navegacion a vela. Por otra parte, la intensa caza en los madres del Norte disminuyo en pocos años el numero de ballenas en el hemisferio septentrional, trasladando a las flotas balleneras hacia el Atlantico Sur. Los primeros y mejores cazadores de ballenas fueron los noruegos, que enseñaron a los demas, europeos y norteamericanos, la tecnica para atrapar a los cetaceos y convertirlos en materia comercializable. Ellos fueron, tambien, los que utilizaron a las islas del Atlantico Sur por primera vez como asiento para faenar las ballenas.
Contar con bases terrestres aledañas a las aguas habitadas por ballenas era, asimismo, de la mayor importancia, tanto para instalar factorias, como para dar un respiro a las tripulaciones, que pasaban meses y a veces años sin retornar a sus lugares de origen. Las costas cercanas brindaban, ademas, proteccion contra el mal tiempo y permitian permanecer en la zona de pesca aun durante el invierno riguroso, efectuando las tareas de faenamiento y envase de las ballenas.
La tecnica para cazarlas consistia en arponear al cetaceo desde un bote y amarrarlo al buque ballenero. Se lo llenaba con aire para que flotara y se lo dejaba a la deriva con un banderin en el remolcaba hasta la costa y alli se los descuartizaba, separando la grasa y el tocino por un lado y los huesos y la carne, por otro.
Con la grasa y el tocino, hervidos, se hacia un aceite espeso y oscuro, apto para lubricante economico, que se envasaba y se embarcaba en los buques de transportw. Al advenir la nueva tecnologia, con la incorporacion de los cañones arponeros, los barcos a vapor y las lacnhas con motor, provistos de radio, se multiplicaron las posibilidades de caza ballenera y la depredacion amenazo con extinguir la especie.