A mediadios de Abril, mientras en el archipielago malvinero la administracion argentina iba cubriendo las funciones de gobierno, al mismo tiempo que el mando militar tomaba las precacuciones consiguientes en los principales puntos de las islas, se conocia en Buenos Aires el nuevo viaje al pais del secretario de Estado norteamericano Alexander Haig, en otra tentantiva para lograr un entendimiento que permitiera evitar el choque belico entre Argentina y Gran Bretaña. En Washington, poco antes de tomar el avion para Buenos Aires, el secretario Haig habia declarado que la nueva rona de conversaciones con los gobiernos argentino e ingles se basaba en una propuesta de EE.UU., distinta de las consideradas anteriormente por las partes.
El funcionario norteamericano habia empleado seis dias, anteriormente, entrevistando a los miembros de la Junta Militar y el presidente argentino y a la primera ministro britanica, en la intencion, frustada, de obtener un principio de entendimiento y llevar el diferendo, otra vez, al terreno diplomatico. Luego de esta primera fase de la gestion norteamericana, terminada en fracaso, las posiciones de ambos paises se habian endurecido, pued mientras Argentina aceptaba negociar, ponia como condicion su permanencia en las Malvinas y el reconocimiento a su soberania en las islas, en tanto Inglaterra exigia el retiro inmediato de las fuerzas y del gobierno argentino en el archipielago, sin comprometerse formalmente a nada.
Esta situacion se vio reflejada en las opiniones de los maximos exponentes oficiales de mabos gobiernos, expresadas publicamente, al tiempo que el avion de Haing volaba hacia el Rio de la Plata. El canciller argentino, al ser abordado por los periodistas la mañana del 15 de abril, confirmo el nuevo viaje de Haig para analizar las ultimas propuestas de EE.UU., declinando comntarlas. Señalo, sin embargo, que las relaciones entre Argentina y Gran Bretaña quedarian "deterioradas por algun tiempo, porque las reacciones inglesas han sido absurdas, desproporcionadas y sin fundamento alguno, casi no se ha movido despudes de la Segunda Guerra Mundial y ahora desplaza toda su flota para estaurar la administracion colonial britanica en una isla que queda a 12.000 millas de Londres y a 300 de nuestro pais que sabe que son argentinas. Y solo para ocuparse de 1.200 personas de las que nunca se hizo eco en los ultimos 30 años, a las que les da un pasaporte utilizable 2 veces por año y una moenda local, que no tiene conversion con ninguna otra. Nuestro pais les dio aviones, transportem petroleo, gas, alimentos y la posibilidad de una vida digna".
Por su parte, desde Londres, la primera ministro Margaret Tatcher reiteraba que "Gran Bretaña pasara a la ofensiva militar su los esfuerzos diplomaticos fracasan en la solucion de la crisis", agregando que "si un solo navio argentino aintentara forzar el bloqueo establecido en torno al archipielago del Atlantico Sur.
Londres daria por terminadas las negociaciones y se dispondria a tomar las medidas militares que creyera necesarias. Los diarios londinenses acompañaban el desafio oficial con llamados a "la victoria a cualquier precio", advirtiendo que la Argentina "debe elegir entre la retirada o la guerra".
En Washington, fuentes del Departamento de Defensa adelantaban tacticas de ataque y materiales de las fuerzas argentinas contr la flota britanica, indicando la gran capacidad de los cursantes de nuestro pais en el Colegio Interamericano de Defensa y en las distintas academias militares de las tres armas. En tranto, versiones salidas del entorno del presidente Reagan daban a entender que el eventual apoyo de la URSS a la Argentina trabaria la aplicacion del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca, TIAR, pues "en ese cao no seria logico demandar ayuda de los paises americanos". En los medios de la O.E.A. y representaciones iberoamericanas, no obtante, se consideraba que estos rumores estaban destinados a formar presion psicologica para trabar el posible pedido de la Argentina respecto del TIAR.