El 6, por la noche, se conocio el "plan de paz" elaborando por el secretario general de las Naciones Unidas, Javier Peréz de Cuellar y presentado a las dos partes, con la anuencia del Consejo de Seguridad -que habia aplazado la decision sobre el pedido de reunion formal hecho por Irlanda- y que constaba de: cese de hostilidades, retiro de ambas fuerzas, suspension de las sanciones economicas contra la Argentina, inicio de negociaciones, previsorio en las islas, con las banderas de Argentina, Gran Bretaña y Naciones Unidas, fijacion de fechas para el comienzo y la finalizacion de las tratativas y la administracion de emergencia de la ONU.
El gobierno acepto considerar de inmediato la aplicacion del plan, en tanto Gran Bretaña, por boca de la primera ministro en el Parlamento, condiciono su recepcion de la propuesta al previo retiro de las tropas argentinas de las Malvinas, simultaneamente con anuncios oficiales de incrementos de las fuerzas militares en el Atlantico Sur y declaraciones del ministro de Defensa, Nott, adelantando posibilidades de grandes combates y ataques britanicos al continente. En Washington, el presidente Reagan ratificaba el apoyo de EE.UU. a Gran Bretaña e insistia en que la solucion del conflicto estribaba en el retiro de las tropas argentinas y cosacion de hostilidades en forma conjunta "conforme a la Resolucion 502 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas". Estas actitudes fueron señaladas en Buenos Aires por el canciller Costa Mendez, enfatizando sobre sobre la actitud conciliadora nuestro pais y la alianza de EE.UU. "con nuestro enemigo", lo que se traducia en "malas relaciones" entre la "Argentina y el pais del Norte.
En Londres se informaba que las bajas por el hundimiento del "Sheffield" eran 20 muertos y 24 heridos y el alto mando ingles daba cuenta de la perdida de 2 aviones Harrier, sin aclarar sobre los abatidos antes e informado oportunamente por el Estado Mayor Conjunto argentino. La conducta de Londres, denunciaba de inmediato por la Argentina ante la ONU y la OEA, destacando "la mala fe inglesa", fue reprobada por el propio presidente Reagan y calificada por el primer mandatario del Peru, Belaunde Terry, como "acto de insania".