El 24 de enero de 1600, tres dias despues de la salida del estrecho y de la entrada en el Atlantico, el vigia del Geloof señalo, a escribor una tierra conocida. Se hallaba, segun las indicaciones del diario, a 50° 40' S. de latitud y una distancia de 60 leguas del continente. A medida que el Geloof se aproximaba, los relieves solidos surgian y se especiaban en el horizonte. Se pudo distinguir, netamente, tres islas que se orientaban de noroeste a sureste. Por otra parte, el narrador, tan minucioso en sus descripciones magallanicas, muestrase aqui necesariamente muy sobrio en detalles. El Geloof habia perdido su ultima canoa en el estrecho, lo que hacia imposible todo desembarco; hubo que contentarse con ver lejos las focas y pinguinos que poblaban los islotes.
Como quiera que sea, ya no se trataba aqui de descubrimientos -mas o menos problematicos- de islas indicadas al azar de algun rumor y como provisionalmente, dejando a los sucesores el cuidado de determinarlas cuando alguna vaga coincidencia las hacia aparecer reales: sino tierras reconocidas y fijadas por las dos unicas coordenadas entonces aplicables. Solo un inconveniente material impidio la toma de posesion efectiva. El hecho fue cuidadosamente consignado en el Diario, y el grupo, denominado Iles de Sebald de Weert, por el nombre del descubridor. Desde entonces figuran asi en todas las relaciones y cartas geograficas. Primero, las tres Sebaldes son representadas solas hasta fines del siglo XVII; despues, desde los primeros años del siguiente y a medida que se las descubre, se las acompaña con las otras islas del archipielago. Pero navegantes y geografos coinciden siempre en respetar los derechos del viejo capitan holandes y en conservar, segun uso, el nombre del descubridor, nombre que consagra el primer y legitimo descubrimiento. Es necesario llegar a fines del siglo XVIII, para ver que aplica Inglaterra, aqui como en otras partes, este procedimiento brutal y sumario de la demarcacion que prescinde del derecho y de la historia cuando molestan a sus pretensiones. Pronto veremos al capitan Macbride, enviado en 1766 con la corbeta de S.M.B. Jason para fundar un establecimiento en Puerto Egmont, empezando por quitar el nombre a las islas Sebald de Weert y ponerles el de su savio.