Si las Malvinas dieron poco que hablar durante los tres años 1767-1769 en que fueron ocupadas simultáneamente por España e Inglaterra, confesemos que se desquitaron ampliamente durante los dos que siguieron. Hemos dejado a los ingleses establecidos en Puerto Egmont, en un punto de la costa sureste de la islita Saunders, frente a la isla Keppel o de la Vigie. Levantaron alli un fortin de madera traido de Inglaterra y construyeron, en el circuito prohibido, algunas habitaciones para el comandante y los oficiales de tierra y mar; algo mas lejos, una gran barraca alojaba a los hombres de tropa y tripulacion que no habia permanecido a bordo del navio fondeado. La seguridad era tan grande, que habian transformado el fortin en almacen. El establecimiento britanico estaba a mas de 180 millas de costas muy recortadas de Puerto Soledad y no parece que los ingleses se hayan preocupado mucho en multiplicar su excursiones hacia el establecimiento rival, cuya existencia era conocida en Inglaterra desde los viajes de Byron y Macbride. Podria creerse que permaneciendo quietos los unos como intrusos y los otros por ser mas debiles, la situacion debio de prolongarse indefinidamente. No ocurrio asi: el gobierno español soportaba la injuria con estremecimiento que presagiaba un proximo estallido. Desde 1766 el conde de Aranda denunciaba los propositos de Inglaterra y aconsejaba contrarrestarlos. Durante el año 1767 y los dos siguientes, el ministro de marina. Arriaga multiplicaba las advertencias al gobernador de Buenos Aires, don Francisco Bucareli, sobre el mismo asunto, sin poder aun determinar el lugar preciso del establecimiento ingles. El 11 de julio de 1769, Carlos III, tan prudente, escribia a su maestro Tanucci: "Soporto aun sus insultos; pero cuando no pueda mas, saltara todo...". Hacia el mismo tiempo, el gobernador de Buenos Aires habia dado orden al jefe de la division naval de Montevideo, Don Juan Madariaga, de enviar a las Malvinas la fragata, para registrar la costa. La expedicion fue confiada al capitan de fragata don Fernando Rubalcava quien, llegado a Puerto Soledad hacia fines de enero de 1770, emprendio algunos dias despues la exploracion de la costa norte, de este a oeste, y el 19 de ffebrero "descubrio", al fin, el puerto de la Croisade, donde se hallaba anclada la fragata Tamar, mandada por Antonio Hunt. Al dia siguiente, tras una entrevista cortes, el comandante español dirigia al ingles la protesta que puede leerse en los documentos y que obtuvo la respuesta que se leera igualmente alli. Los intrusos se amostazaron como Tartufo: "¡Vayanse Uds.!" Rubalcava, careciendo de ordenes, se limito a responder a la insolente intimacion con su permanencia en el puerto todo el tiempo necesario para levantar el plano y fijar la situacion del establecimiento; hecho esto, volvio a entrar en Montevideo en los primero dias de abril.
Mientras el gobernador Bucareli, el inspector Vertiz, el comandante Madariaga, el capita Rubalcava y otro mas daban cuenta del mismo suceso al merino mayor Arriaga, se activaban en el Plata los preparativos de la expedicion armada contra puerto Egmont. Evitose aguardar nuevas ordenes de la corte, tanto se temia que ellas viniesen a contrariar esta partida para la "Cruzada", que pronto disminuiria sus pretensiones. La expedicion, bajo las ordenes superiores de Madariaga, zarpo de Montevideo el 8 de mayo; se componia de cinco fragatas que llevaban alrededor de 1.500 hombres y un tren de artilleria.
Era mucho, sin duda, pero se adivina el movil de la medida; y no tuvieron razon los oficiales ingleses al burlarse, mas tarde, de esta superioridad abrumadora que les habia permitido capitular sin que derramase una sola gota de sangre.