San Iidefonso, Septiembre 28 de 1770.
Mi Lord:
Potter, el conductor, llego aqui el Lunes ultimo 24 del corriente, con las varias comunicaciones con que S. S. tubo a bien honrarme, no lo habria detenido tanto, sino hubiese deseado poder remitir a Su Señoria una contestacion satisfactoria sobre los diferentes puntos que comprenden. Inmediatamente que recibi ordenes de Su Señoria, me apersone al Señor de Grimaldi a quien encontre ya anticipado por un expreso que habia recibido del Principe de Maserano, relativo al asunto que debia presentarle; y no me fue poco satisfactorio percibir, en el curso de nuestra conversacion, que no se hallaba mal dispuesto a prestarle la atencion que se merecia.
Comence observando, que venia a hablarle acerca de un asunto que habia acusado sumo pesar y sorpresa a S.M., no solamente porque atacaba tanto la dignidad de su Corona, sino tambien porque era de una naturaleza que ponia fuera de su poder la aplicacion del remedio que deseaba: que esta inadvertida medida era tanto mas sensible, cuanto que tubo lugar en ocasion en que las dos Cortes eran reciprocamente prodigas en sus protestas de amistad, y que nada sino el deseo sincero que asistia a S.M. de mantener la tranquilidad publica, y de demostrar su cordial afecto hacia S.M.C., habria impedido que pertubarse la paz europea: que sin embargo, como Su Majestad nada apetecia tanto como conciliar estos dos objetos, tenia ordenes de repetir a S.E., lo que ya se habia comunicado en Londres al Principe Maserano, y de proponer como el medio unico de evitar las consecuencias mas fatales, el que S.M.C. desaprobase los procedimientos del Gobernador Bucareli, y diese las ordenes necesarias, para que los Ingleses, establecidos en las Islas de Falkland fuesen restituidos a su establecimiento alli bajo la msima base en que se hallaban antes de esta inconsiderada expedicion: que me lisongeaba de que penetraba la justicia en que se fundaba esta proposicionm no encontraria obstaculo alguno, tanto mas, cuanto que era evidente, que la medida habia sido tomada sin el conocimiento, o la menor apariencia de autorizacion por parte de S.M.C. -Tambien busque ocasion de observar, que en este reclamo no procediamos con la menor mala intencion o animosidad; que fundabamos nuestras pretensiones simplemente en los principios de equidad y honor, de los que S.M. no podria separse sin sacrificar la dignidad de su Corona, y los intereses de sus subditos; observe a S.E., que tan lejos de estar animados de semejantes ideas, al mismo tiempo que habia recibido estas ordenes, se me prevenia le manifestase el mucho placer que habia tenido Su Señoria, al ver la buena disposicion y candor que aparecian en su contestacion a las notas que ultimamente presente, y que tenia instrucciones especiales para darle las gracias con este motivo. Conclui diciendo, que no podria el dejar de conocer la situacion en que nos habia constituido este paso temerario, que era de tal naturaleza que solo accediendose a mis reclamos, podria terminarse amigablemente, o evitarse los preparativos que en el presente caso seria indecoroso a la dignidad de S.M. posponer. -El Señor de Grimaldi me contesto en terminos muy vagos acerca de la expedicion y su exito; dijo: que nosotros teniamos motivos para preveer que semejante suceso tendria lugar, desde que era notorica su desaprobacion de nuestro establecimiento las Islas de Falkland, y desde que esto habia sido objeto de discucion; que no obstante sentia excesivamente que se hubiese verificado, y que cuando supieron que se intentaba, habian despachado un buque desde la Coruña para impedirlo, que desgraciadamente llego muy tarde, que no obstante que el no podia desaprobar la conducta del Señor Bucareli por fundarse en las Leyes de America. Sin embargo observo; deseamos tanto la paz, y tenemos tanto que perder por la guerra, que la evitariamos de cualquier modo; que todo lo que deseaba S.M.C. era arreglar sus actos a su propia dignidad, y al bienestar de su Pueblo; y que podria yo estar satisfecho, que se accederia a nuestro reclamo, en tanto que fuese compatible con estos dos puntos. Le repito de nuevo, añadio: tenemos tan poco que esperar, y tanto que perder por una guerrra, que nada sino la ultima necesidad nos obligaria a una medida tan violenta; y que no tenia duda, que luego que presentase mi nota al Rey y su Consejo, recibiria yo una contestacion que nos seria completamente satisfactoria, y preservaria al mismo tiempo su dignidad nacional. Yo aqui observe, que solo accediendose al reclamo que habia interpuesto qudaria a salvo la nuestra, por lo tanto que esperaba no lo perderia de vista; que podia asegurarle positivamente, que nuestros deseos por la paz correspondia con los suyos, y que si desgraciadamente esta se quebrantase, seria sin culpa alguna por parte nuestra. El contesto que todo se arreglaria bien, y que esperaba en uno o dos dias ponerme en estado de que pudiese despachar un correo con noticias agradables. Esta conferencia tubo lugar el martes por la mañana. Ayer el Señor de Aranda llego de Madrid; y esta tarde, como dos horas ha, el Señor Grimaldi me llamo a un lado y me dijo habia presentado mi nota al Rey, y que S.M. estaba resuelto a hacer cuanto estubiesen en su poder para terminar de un modo amigable este negocio; que por lo tanto admitia nuestro reclamo, y accedia a el en todos los puntos que fuesen conformes con su dignidad, que del mismo modo que la nuestra debia tenerse presente: que sin embargo, como este asunto solo podia resolverse en Londres, y Maserano para que hiciese presente a Su Señoria las diferentes ideas que se han sugerido sobre esta materia. Solicite a S.E. me informase en general acerca de los terminos que se proponian. Dijo que eran distintos, que nosotros podriamos elegir aquellos que mas nos agradesen; que era innecesario comunicarmelos porque podria estar seguro que ellos solo se diferenciaban de los reclamos por nosotros, en el modo, no en el efecto. Le pregunte entonces, si podria considerar esto como una contestacion a mi nota? respondio que si; y que esperaba que mi Corte lo consideraria como una respuesta favrable; pues nada podria inducirlos a condescender en tanto, sino el gran deseo que les asistia de mantener la buena armonia entre las dos Coronas. Esto mi Lord, fue en suma la conversacion que medio entre este Ministro y yo, relativa a esta transacion, y faltame solicitar de Su Señoria me perdone, si no la he detallado tan minuciosamente como deseara, pues me hallo muy deseoso de despachar a Potter, para que pueda llegar a Inglaterra al menos tan pronto como el correo que salio de aqui pocas horas ha dirigido al Principe de Maserano.
Tengo el honor de ser, etc.
Comence observando, que venia a hablarle acerca de un asunto que habia acusado sumo pesar y sorpresa a S.M., no solamente porque atacaba tanto la dignidad de su Corona, sino tambien porque era de una naturaleza que ponia fuera de su poder la aplicacion del remedio que deseaba: que esta inadvertida medida era tanto mas sensible, cuanto que tubo lugar en ocasion en que las dos Cortes eran reciprocamente prodigas en sus protestas de amistad, y que nada sino el deseo sincero que asistia a S.M. de mantener la tranquilidad publica, y de demostrar su cordial afecto hacia S.M.C., habria impedido que pertubarse la paz europea: que sin embargo, como Su Majestad nada apetecia tanto como conciliar estos dos objetos, tenia ordenes de repetir a S.E., lo que ya se habia comunicado en Londres al Principe Maserano, y de proponer como el medio unico de evitar las consecuencias mas fatales, el que S.M.C. desaprobase los procedimientos del Gobernador Bucareli, y diese las ordenes necesarias, para que los Ingleses, establecidos en las Islas de Falkland fuesen restituidos a su establecimiento alli bajo la msima base en que se hallaban antes de esta inconsiderada expedicion: que me lisongeaba de que penetraba la justicia en que se fundaba esta proposicionm no encontraria obstaculo alguno, tanto mas, cuanto que era evidente, que la medida habia sido tomada sin el conocimiento, o la menor apariencia de autorizacion por parte de S.M.C. -Tambien busque ocasion de observar, que en este reclamo no procediamos con la menor mala intencion o animosidad; que fundabamos nuestras pretensiones simplemente en los principios de equidad y honor, de los que S.M. no podria separse sin sacrificar la dignidad de su Corona, y los intereses de sus subditos; observe a S.E., que tan lejos de estar animados de semejantes ideas, al mismo tiempo que habia recibido estas ordenes, se me prevenia le manifestase el mucho placer que habia tenido Su Señoria, al ver la buena disposicion y candor que aparecian en su contestacion a las notas que ultimamente presente, y que tenia instrucciones especiales para darle las gracias con este motivo. Conclui diciendo, que no podria el dejar de conocer la situacion en que nos habia constituido este paso temerario, que era de tal naturaleza que solo accediendose a mis reclamos, podria terminarse amigablemente, o evitarse los preparativos que en el presente caso seria indecoroso a la dignidad de S.M. posponer. -El Señor de Grimaldi me contesto en terminos muy vagos acerca de la expedicion y su exito; dijo: que nosotros teniamos motivos para preveer que semejante suceso tendria lugar, desde que era notorica su desaprobacion de nuestro establecimiento las Islas de Falkland, y desde que esto habia sido objeto de discucion; que no obstante sentia excesivamente que se hubiese verificado, y que cuando supieron que se intentaba, habian despachado un buque desde la Coruña para impedirlo, que desgraciadamente llego muy tarde, que no obstante que el no podia desaprobar la conducta del Señor Bucareli por fundarse en las Leyes de America. Sin embargo observo; deseamos tanto la paz, y tenemos tanto que perder por la guerra, que la evitariamos de cualquier modo; que todo lo que deseaba S.M.C. era arreglar sus actos a su propia dignidad, y al bienestar de su Pueblo; y que podria yo estar satisfecho, que se accederia a nuestro reclamo, en tanto que fuese compatible con estos dos puntos. Le repito de nuevo, añadio: tenemos tan poco que esperar, y tanto que perder por una guerrra, que nada sino la ultima necesidad nos obligaria a una medida tan violenta; y que no tenia duda, que luego que presentase mi nota al Rey y su Consejo, recibiria yo una contestacion que nos seria completamente satisfactoria, y preservaria al mismo tiempo su dignidad nacional. Yo aqui observe, que solo accediendose al reclamo que habia interpuesto qudaria a salvo la nuestra, por lo tanto que esperaba no lo perderia de vista; que podia asegurarle positivamente, que nuestros deseos por la paz correspondia con los suyos, y que si desgraciadamente esta se quebrantase, seria sin culpa alguna por parte nuestra. El contesto que todo se arreglaria bien, y que esperaba en uno o dos dias ponerme en estado de que pudiese despachar un correo con noticias agradables. Esta conferencia tubo lugar el martes por la mañana. Ayer el Señor de Aranda llego de Madrid; y esta tarde, como dos horas ha, el Señor Grimaldi me llamo a un lado y me dijo habia presentado mi nota al Rey, y que S.M. estaba resuelto a hacer cuanto estubiesen en su poder para terminar de un modo amigable este negocio; que por lo tanto admitia nuestro reclamo, y accedia a el en todos los puntos que fuesen conformes con su dignidad, que del mismo modo que la nuestra debia tenerse presente: que sin embargo, como este asunto solo podia resolverse en Londres, y Maserano para que hiciese presente a Su Señoria las diferentes ideas que se han sugerido sobre esta materia. Solicite a S.E. me informase en general acerca de los terminos que se proponian. Dijo que eran distintos, que nosotros podriamos elegir aquellos que mas nos agradesen; que era innecesario comunicarmelos porque podria estar seguro que ellos solo se diferenciaban de los reclamos por nosotros, en el modo, no en el efecto. Le pregunte entonces, si podria considerar esto como una contestacion a mi nota? respondio que si; y que esperaba que mi Corte lo consideraria como una respuesta favrable; pues nada podria inducirlos a condescender en tanto, sino el gran deseo que les asistia de mantener la buena armonia entre las dos Coronas. Esto mi Lord, fue en suma la conversacion que medio entre este Ministro y yo, relativa a esta transacion, y faltame solicitar de Su Señoria me perdone, si no la he detallado tan minuciosamente como deseara, pues me hallo muy deseoso de despachar a Potter, para que pueda llegar a Inglaterra al menos tan pronto como el correo que salio de aqui pocas horas ha dirigido al Principe de Maserano.
Tengo el honor de ser, etc.
Jaime Harris.
P.S. Tengo el honor de incluir la nota que presente al Señor de Grimaldi en esta ocasion.