La Presidenta recordó que la historia de las Malvinas “no empezó hace 30 años: Se van a cumplir 180 años de usurpación”
“Muy buenos días a todos y a todas.
Señora Gobernadora de Tierra del Fuego, Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur; señor Vicepresidente de la Nación; señor Vicegobernador; señor Intendente de Ushuaia; señor Gobernador de la provincia de Santa Cruz; señor Gobernador de la provincia de Santa Fe; queridos excombatientes de nuestras Islas Malvinas; legisladores y legisladoras; hombres y mujeres de este querido pueblo de Ushuaia: en este 2 de abril, instituido como “Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas”, venimos a ofrecer reconocimiento a los hombres que sobre sus pechos lucen las medallas y las condecoraciones que supieron conseguir con honor y valor, en el campo de batalla.
Pero venimos fundamentalmente también en memoria de los miles y miles de jóvenes, de los cientos de jóvenes, miles que vinieron a combatir aquí, en el territorio, en las Islas y a los cientos que dieron su vida.
¿Por qué será que la historia se lleva siempre a los más jóvenes en los momentos difíciles? Por eso mi reconocimiento a esa juventud que marchó a las Islas, sin preparación, sin los pertrechos suficientes, sin la formación, yo diría muchos también con miedo. ¿Quién no siente miedo de ir a la guerra? Los que no sienten miedo no son los valientes. Valientes son los que avanzan aún con miedo.
Esos miles de jóvenes, esos cientos de jóvenes que estuvieron en las Islas y que dejaron su vida allí, hoy tienen para siempre, no sólo nuestro reconocimiento, sino la memoria eterna del pueblo argentino.
Hoy leía, antes de venir aquí, una frase de uno de esos jóvenes que combatió en Malvinas y que luego devino en periodista, tal esté por aquí, Edgardo Esteban, y él decía -lo pude ver hoy en blanco y negro- que la gran derrotada en una guerra o por lo menos en esta guerra, es la verdad.
Y si a la memoria entonces le agregamos la verdad, que fue la decisión que tomé cuando ordené desclasificar el Informe Rattenbach, porque los argentinos, la historia, los muertos, sus familiares y el pueblo nos debíamos la verdad acerca de lo que había sucedido y, además, que esa verdad fuera reconocida por la Argentina y por el mundo. (APLAUSOS)
Una verdad dolorosa, pero también una verdad encendida de gestos heroicos que se conocieron, de valores inenarrables y también de cobardías e injusticias inéditas, casi como una condensación de la propia condición humana revelada, no por dirigentes de partidos políticos, sino por militares que, con responsabilidad, hicieron el honor a la pertenencia de un ejército sanmartiniano y desprendiéndose de cualquier espíritu corporativo, escribieron la verdad para la historia, para sus propios compañeros de armas y para todos los argentinos y el mundo.
Esa verdad que revela que no fue una decisión del pueblo argentino la del 2 de abril, que ni siquiera estaba atrás de ella el intento válido de ejercer soberanía y rechazar el colonialismo, sino apenas un intento de lo que muchas veces nos acusan a los políticos que es de perpetuarse en el poder.
Ese informe también revela eso, las miserias, los dolores, las vergüenzas. Memoria y verdad, entonces y, fundamentalmente, que se descorra el telón que pretende hacer creer el Reino Unido, que aquella decisión fue una decisión del pueblo argentino.
Hoy leía que el Primer Ministro británico decía que se había atacado la libertad de los isleños. Parece ser que no estaba enterada que también estaba confiscada la libertad de todos los argentinos en esos momentos. (APLAUSOS)
Tampoco teníamos libertad los argentinos.
Había presos sin nombre ni apellido en campos de concentración; había detenidos desaparecidos que nunca volverán a aparecer. Parece ser que no se dan por enterados. Es que tal vez sea el último justificativo que cada día resulta más absurdo, más ridículo, más inverosímil ante los ojos de un mundo que ve -y lo digo con orgullo- a este país, mi país, la República Argentina, por decisión política del entonces presidente Kirchner y ta