Durante la gestión de Vernet como gobernador de Malvinas, se evidenció el interés británico por tomar el control de las Islas, impulsado por círculos empresariales y militares del Reino Unido que advertían las posibilidades económicas de los territorios atlánticos meridionales en general y del archipiélago de Malvinas en particular.
Ya en abril de 1829, el oficial de Marina W. Langton, tras estar en laas Islas, sugirió por nota escrita al parlamentario Potter Macqueen, la convenicencia de formar una colonia allí para el reabastecimiento de viveres en las travesías navales.
También se conoce que en julio de ese mismo año, un finacista inglés llamado Beckington envió una carta al Duque de Wellington, primer ministro británico en la que solicitaba que el gobierno inglés estableciera una colonia en las Islas Malvinas, argumentando la gran importancia de éstas "para fortalecer el poder naval británico", ya que "serían una base que permitiría eliminar las actividades de corsarios y pritatas, facilitaría la pesca de la ballena", y podría "acrecentar el tráfico marítimo con los territorios australianos".
El aumento de la explotación ballenera en la zona fue una de las principales preocupaciones de Vernet, quien en 1830, y haciendo uso de la autoridad que le habia sido otorgada por Buenos Aires, prohibio la pesca sin permiso en las aguas del archipielago. En cumplimiento de estas normas, en noviembre de 1830, Vernet intimó a las goletas norteamericanas Harriet, Breakwater, Superior y Belville a dejar de practicar pesqueria ilegal en las inmediaciones a Malvinas.
Todas las embacarciones obedecieron la orden y se alejaron de la zona, salvo la Harriet, que comunicó que seguiría pescando a pesar de la intimación.
Esta desobediencia motivó que la administración de Vernet procediera a la captura de la nave, el 30 de julio de 1831.