Era este hijo del pirata y negrero Sir Jogn Hawkins, compañero de Drake, que murio siendo caballero y almirante Inglaterra le ha perdonado mucho porque el ha saqueado mucho. Su hijo Richard, de menos prestigio, emprendio en 1593 un viaje al Mar del Sur, al mando del Dainty; lo acompañaban la pinaza Fancy y una barca nombrada Hawk. Salida de Plymouth el 12 de junio, la escuadrilla llego al Brasil en octubre. Fue preciso quemar la barca en el puerto de Santos; a la altura del Rio de la Plata, la pinaza se interno en el alta mas y no reaparecio mas. Habiendo quedado solo, el Dainty prosiguio valientemente su ruta, atraveso el estrecho y saqueo un poco a Valparaiso, despues de haberse apoderado de cuatro navios españoles. Esta fue, poco mas o menos, la ultima proeza de Hawkins: mientras recorria la costa hacia el norte, fue sorprendido en la bahia de Atacama el 2 de julio y despues de una heroica resistencia, se vio obligado a rendirse a la escuadra española comandada por don Beltran de Castro. Hawinks y sus hombres habian capitulado bajo la palabra de Castro, quien les garantizaba la vida. Las leyes de guerra fueron violadas y los prisioneros condenados como piratas. Los tribunales del rey, entretanto, cedieron ante las protestas de Castro; pero eso fue para entregar los ingleses a la Inquisicion que, fingiendo sufrir la presios de este vil populacho, pronto los hubo condenado al fuego como herejes. Entonces el virrey Cañete, sintiendo la verguenza del ato que se preparaba, impuso un plazo hasta la decision real. Felipe II les perdono la vida; sin embargo Hawkins, enviado a España, no fue libertado hasta 1602, con un rescate de tres mil libras.
Hawkins dice haber realizado su descubrimiento el 2 de febrero de 1594. Despues de una permanencia en puerto San Julian, dirigiase hacia el estrecho cuando, a la altura de 49º, el viento, virando al oeste, llevo el Daintu hacia una tierra de la cual "ninguna carta hacia mencion". La descripcion de Hawkins, tanto del objeto como de las circunstancias del descubrimiento, encierra rasgos tan extrañamente contradictorios que ningun lectos advertido, aunque fuese tan acomodaticio como Burney, ha dejado de subrayar. He aqui, abreviadamente, el relato de Hawkins:
"El viento continuaba siendonos favorable hasta la latitud de 49º 30', donde viro al oeste. Estabamos, segun nuestro calculo, a unos cincuenta grados de la costa... El 2 de febrero, hacia las dos de la mañana, advertimos a nuestro suroeste una tierra que no esperabamos hallar tan pronto. Nos acercamos a ella sin poder conjeturar que tierra podia ser, porque nos encontrabamos casi 48 grados y ninguna carta maritima señala tierra a esta altura. En fin, tomamos las amuras a babor y nos dejamos llevar, siguiendo la costa hacia el noroeste, por una buena brisa del oeste, todo ese dia y la noche siguiente. Recorrimos tambien, segun creo, cerca de sesenta leguas de costa; la costa es perpendicular y poco peligrosa.
La tierra es una llanura de buen aspecto y poblada; vimos muchas fogatas, pero no pudimos hablar a los habitantes; la epoca propicia para enfilar el estrecho estaba avanzada y, faltando la chalupa para aterrizar, hubiera sido imprudente acercarse demasiado a la costa con un navio de carga. Esto, con el cambio de viento, fue causa de que no fueramos mas lejos en el conocimiento del pais... Tiene grandes rios de agua dulce; no es montañoso por el aspecto y el clima templado, recuerda a Inglaterra. Los rasgos mas notables de la costa, son los siguientes: hacia el oeste, el punto que advertimos primero, es el extremo occidental de la tierra; cuando se mira este punto desde el suroeste, se distinguen tres colinas redondas, que se reducen a dos si uno se traslada al este y, vistas del oeste, se confunden en una sola. Llamamos Tremountaine a este punto. Unas doce o catorce leguas al este de dicho sitio, se halla una isla llana de dos leguas de largo, que llamamos Faire island porque era verde como una pradera primaveral. Tres o cuatro leguas mas lejos, siempre al este, se halla una abertura como de un ancho rio o brazo de mar, y a ocho a diez leguas de esta bahia, a tres principio, por un navio empavesado... Toda esta costa, en la distancia que la descubrimos, yace al este cuarto noreste y oeste cuarto suroeste. Como fue descubierta por nuestra cuenta y riesgo, bajo el reinado de Elizabeth, la reina Virgen, mi soberana señora y dueña, en recuerdo perpetuo de su castidad y testimonio de mis esfuerzos, le di el nombre de Hawkins Maiden Land... Con viento fresco y favorable, derrotamos hacia el estrecho, Reconocimos su extremo norte el 10 de febrero, recordando su latitud con la nuestra, que calculamos en 52º 40'".
Hemos trascripto casi todo el pasaje de las Observaciones, relativos al descubrimiento con el solo fin de someter al lector esta pieza del proceso y reducir asi en igual medida nuestra discusion. Burney, hace casi un siglo, hacia ya muy graves objeciones a este relato. El debate ha sido llevado recientemente ante la Royal Geographical Society, en un muy ajustado estudio critico por un oficial de la marina inglesa, quien parece conocer a fondo las Falklands. Los dos escritores cuya especial competencia esta comprobada, concluyen igualmente con el rechazo de las Observaciones de Hawkins en lo que se refiere al descubrimiento de dichas islas; solo difieren sobre el sentido y la importancia del relato. Considera el primero que Hawkins se ha atribuido el "descubrimiento" de Davis, pues ha tenido ciertamente todo el vagar necesario para leerlo impreso despues de volver a Inglaterra. Para Mr. Chambers, la "tierra" entrevista por Hawkins no es, de ningun modo, el archipielago de las Falklands, sino la costa sur de la Patagonia. Confieso que la parte negativa de su argumentacion me parece mucho mas solida que la otra, de la que, por otra parte, no vamos a ocuparnos. Por el momento, poco nos importa que Hawkins haya descripto la costa patagonica al sur de Puerto Deseado; lo que nos interesa unicamente es saber si su Maiden Land puede ser identificada o no con las islas Malvinas.
Esta identificacion la refutan Burney y Chambers con argumentos semejantes y que, sustancialmente, concuerdan en poner de relieve la absurdidad de ciertos trazos descriptivos, ademas de las contradicciones sobre las latitudes. Estas objeciones, en efecto, son fundamentales. En esta epoca y de parte de marino experimentados, no es admisible un error de latitud que pase de tres grados. El piloto Fuller ha dado, en apendice del primer viaje de Cavendish, una lista de situaciones calculadas por el: en general la distancia no sobrepasa sino unos minutos, no alcanza jamas a un grado. Hawkins mismo confirma el hecho: su error sobre la latitud del Cabo de las Virgenes, no es sino de 19 minutos. No se entiende, tampoco, esta pretendida latitud de 49º 30', correspondiente al noroeste de la islas, la cual pasa a 48º despues haberse aproximado, es decir, despues de dirigirse hacia el sur. Las simples estimaciones de las distancias no son mas satisfactorias, pero no insistiremos: estos errores eran muy comunes en una epoca en que la corredera era desconocida.
Las falsas apreciaciones materiales, son menos explicables aun. ¿Por que extraña ilusion un ingles habria podido reconocer en las Falklands el aspecto y el clima templado de Inglaterra? ¿Que "grandes rios de agua dulce" ha podido advertirse alli desde el mar? No habria visto mas si hubiese desembarcado. ¿Como, sobre todo, hablar de habitantes y de muchos fuegos encendidos en la costa? Aqui la afirmacion de hechos exteriores, que se hallan en oposicion completa con el simple testimonio de los sentidos, no puede sustraerse a esta alternativa: ilusion o mentira. Pero Hawkins estaba rodeado de gente de mar que observaba como el y cuyas impresiones fiscalizaban las suyas: no hay ilusion posible. ¿Sera, pues, que el habia rumiado en veinte años de ocio esta laboriosa mentira para hacerse valer? Pero habria tenido todo el tiempo necesario hacerla verosimil y quitar las contradicciones groseras que -como veremos- abundan y chocan con el buen sentido.
Es sorprendente, en efecto, que los dos profesionales citados no hayan hecho resaltar las herejias de orientacion que se refieren a las Falklands y agan del pasaje traducido, que se nos dice redactado por un complete seaman, la mas inextricable maraña de absurdidades e ineptitudes. Releamoslo, poniendo los puntos sobre las ies. El Dainty, arrojado lejos de la Patagonia por viento occidental, descubre una tierra al suroeste: se hallaba, pues, en la extremidad noroeste del archipielago. Si podria admitir, para explicarse tan extraña posicion, que el Dainty, llevado a alta mar, casi a la salida del puerto San Julian, hubiese pasado al norte del archipielago sin verlo. Ahora bien, Hawkins nos dice aqui que, "para reconocer la costa, habiase amurado a babor, dejandose llevar hacia el noreste" por una agradable brisa occidental continuaba soplando, de manera que recorrio gran trecho todo ese dia y la noche siguiente, "reconociendo sesenta leguas de costa". Mas he aqui, algunas lineas mas abajo, Hawkins se corrige o, al menos, se contradice: este punto reconocido primeramente por el, lejos de encontrarse al noroeste resulta, al contrario, "el punto mas occidental de la tierra descubierta" es decir, como explica el mismo, "la extremidad de esta tierra hacia el oeste". Habria que entender, pues, que este primer punto señalado se hallaba no al suroeste, como ha dicho, sino al noroeste del navio. En buena hora; pero entonces es la indicada marcha hacia el norte la que se vuelve absurda, y tambien la afirmacion de haber seguido asi la costa "durante sesenta leguas", o veinte, o menos todavia. No terminaremos...
No saldremos de esto mientras nos atengamos a la tesis de Burnet, que concluye con un simple plagio de la narracion, probablemente imaginaria, de Davias, o sigamos a Chambers, que supone en Hawkins la confusion de algunos puntos salientes y entrantes de la costa patagonia con pretendidas islas. Una tentativa de explicacion mas satisfactoria, que seria la nuestra, consistiria en aceptar parcialmente una y ota hipotesis, agregando alli un dato historico y geografico perfectamente real, que los dos escritores citados no han tenido en cuenta.
Es muy probable, en efecto, que Hawkins haya tenido ante los ojos la redaccion de Jane, le escriba de Davis, y tambien que, reuniendo sus recuerdos un cuarto de siglo despues de los sucesos, haya mezclado a veces sus impresiones un poco turbias de la Patagonia con los datos, no muy claros, de esta lectura. Por otra parte, lo que no es solamente probable sino que aparece absolutamente cierto, es que Hawkins, como todos sus contemporaneos a los que interesaban los temas geograficos y maritimos, ha conocido y consultado el celebre Theamtrum de Ortelius, el emulo de Mercator, que se tenia por el atlas geografico mas autorizado de aquel entonces, asi como era el mas notable por la ejecucion artistica. Se sabe que, publicado en 1570, las ediciones se sucedieron casi anualmente, añadiendose cada vez algun mapa nuevo. La carta de America lleva la fecha de 1587: la dek Mare Pacificum o Mar del Zur, que detalla un poco mas la America meridional, es de 1583 y ha debido de figurar, por primera vez, en la edicion latina de 1591.
Hawkins afirma que, en la epoca de su viaje (1593), no conocia carta geograficas que llevasen la indicacion de tierra alguna en alta mar, frente a la Patagonia: nada nos autoriza a ponerlo en duda. No debia de ser asi, por cierto, en la epoca en el que reunia sus recuerdos y se documentaba para escribir, o hacer escribir, sus Observaciones: la primera edicion inglesa del Theatrum es de 1606. Por consiguiente, tanto en la carta de America, de 1587, como en la del Pacifico, de 1589, encuentranse marcadas tres islas en el Atlantico, un poco flotante, pasando de 32º a 34º lo que para la epoca y la geografica de estas regiones tenebrosas, no tiene nada de exorbitante.
¿Que significaban estas tres islas diseñadas asi en el Atlantico sur, en alta mar, frente a la America meridional, desde antes de la epoca de las expediciones de Cavendish y de Hawkins? La explicacion no es dudosa: correspondian a las islas sucesivamente descubiertas, a comienzos del siglo XVI, por los marinos portugueses Nova, Albuquerque, Martin Vaz, hacia el tropico de Capricornio y tan vagamente situadas, que los "cosmografos" tan pronto las aproximaban a la Ascension como las desplazaban hacia el extremo sur y casi sobre la costa de la Patagonia: alla las ha ubicado Ortelius, sin quitarles su nombre de Islas Dascension, aunque situandolas a mas de 40 grados en latitud y longitud de la Ascensao verdadera. Ademas de Ascensao menor, el grupo es llamado en las viejas cartas Santa Maria, Islas dos Picos, Trindade, Martin Vaz; se sabe que estos dos ultimos nombres han quedado para designar la isla mas occidental y las tres isletas contiguas, que esta a una distancia de 50 kilometros de la primera. Trindade o Trinidad se fijo la primera, sin duda por su proximidad al continente. Las otras tres, De los flotantes, a la vez imaginarias y reales, oscilaron en el Atlantico vacio, de norte a sur y de este a oeste, a voluntad de los pilotos visionarios que las adivinaban, al menos una vez por viaje, tras la cortina de brumas grises donde se borraban el horizonte,
He aqui como, sin duda, Davis y Hawkins han podido descubrir las "Malvinas" alli donde no existian. Y, para estos solitarios del oceano, se mantiene la eterna obsesion del misterio, tan potente, tan invencible, que, mas tarde, la imaginacion, desalojada a la vez de las Martin Vaz y de las Falklands por los descubrimientos positivos, transportara unos grados al norte de estas ultimas su tierra Utopia, inventando estas Pepys inhallables, mas conocidas en el siglo XVIII y mejor descritas que si hubieran sido reales. ¡Muchos tiempo, aun, ante la proa de los navios en marcha, los alciones del ensueño iran revolteando sobre la cima de las olas, jalones de argentada espuma que conducen a islas de niebla!...
Reduciendose la pretendida prioridad de los descubrimientos españoles e ingleses a lo que se ha visto, henos llevados sin transicion a la expedicion holandesa de Mahu y Cordes al Mar del Sur, la cual se efectuo antes de los dos años posteriores al regreso de Hawkins a Europa y mientras este se hallaba todavia prisionero en Madrid.