A su regreso de Nantes, Boungainville zarpa el 15 de noviembre de 1766 en su nave -con la que realizaría más tarde su viaje alrededor del mundo, cuyas impresiones recogerá en el libro ya mencionado en este historial y agotado en el país-. Días después, 77 exactamente, ancla en el apostadero de Montevideo, donde lo espera D. Felipe Ruiz Puente, gobernador de las islas designado por Carlos III.
Poco después, ambos zarpan.Ruiz Puente, a bordo de la fragata "Liebre", comanda una flota compuesta de la también fragata "Esmeralda", de las urcas "Peregrina" y "Bizarra" y las saetias "Santo Cristo del Calvario" y "Nuestra Señora de los Remedios". A bordo de la suya, lo sigue Boungainville.
Las naves españolas llevan 25 artilleros al mando del teniente de Orduña. Y también un grupo de profesionales, junto con el ingeniero José Antonio de Borja, encargado de realizar una seria labor colonizadora (Que nunca se cumplió). La expedición incluía civiles voluntarios.
En Buenos Aires, Bucarelli les entrega las instrucciones correspondientes a la comisión de recepción de las islas.
Allí cargan ganados, provisiones y otros efectos útiles para la colonización.
El 24 de marzo avista Puerto San Luis (que desde entonces se denominaría Puerto de la Anunciación) Y el 1° de abril la colonia queda bajo dominio español, mediante una ceremonia al efecto.
"...entregué nuestro establecimiento a los españoles, que tomaron posesión de él enarbolando el estandarte de España, al que la tierra y los barcos saludaron con 21 cañonazos a la salida y la puesta del sol" (Boungainville).
Tanto la tropa como los civiles españoles que quedaron en la isla perdieron rápidamente el entusiasmo (ver Documentos,Carta N°2). Según narra Groussac, en "las Islas Malvinas existió descontento". Si de Groussac pudiera suponerse algún resentimiento por su origen francés, Manuel Hidalgo Nieto ratifica el descontento("La cuestión de las Malvinas", ed 1947), a lo que volveremos más adelante.
Volviendo al pago de la indemnización que se haría en París y en Buenos Aires, Goebel, por su parte, sostiene que doscientos mil francos debían pagarse en París, y el saldo en Montevideo.
Por su parte, la nueva colonia española estaba bajo el gobierno del menconado Felipe Ruiz Puente, quien a su vez dependía del Capitán General de Buenos Aires Francisco de Paula Bucarelli, persona ésta a quien diversos autores sindicaban como "individuo de carácter muy independiente para el cargo que ostenta".
Mientras lo narrado transcurría en nuestras Malvinas, en pleno siglo XVIII, reafirmemos un concepto ya señalado en un capítulo anterior: Para España, la posesión de las Maluinas tenías carácter jurídico, en cuanto a la afirmación de su soberanía y política internacional, porque serviría de precedente en otros casos de tierras o islas despobladas u ocupadas de hecho, por otras naciones. Pero, por el Tratado de Tordesillas, con límites demarcados donde ejercer su dominio.
Además, como un detalle para una visión de geopolítica actual, agreguemos que,para ese entonces, las Malvinas poseían un alto valor estratégico para España. Fundamentalmente por una privilegiada ubicación, que permitía vigilar la boca del cabo.
Al respecto, en Las reflexiones del embajador de Francia (Audiencia de Buenos Aires, legajo 552 del9 de mayo de 1766), puede leerse que la situación para España (referente a sus posesión) es muy distinta a la de Francia, ya que su instalación en la "Ysla" se limitaría "hacer una barrera para cerrar a los extranjeros la mar del Sur..." y "...que la España no tiene la proporción que la Francia, de hacer pasar a las mencionadas Yslas un gran número de colonos que saquen de su cultivo toda aquella utilidad que ellas podrán producir".
Pero dentro de los intereses económicos y políticos que se jugaban -también en esa época- el control del estrecho magallánico, así como su utilización para base operativa, permitía tanto su reconocimiento como el de las costas patagónicas, cosa de relevante importancia, pues evitaba que los ingleses o cualquier nación enemiga o rival, se establecieran en esas regiones tan valiosas en esa época, como lo serían 22 décadas después.
Mientra tanto, Felipe Ruiza Puente desarrolla una verdadera administración: mantiene estricta vigilancia en las costas insulares y patagónicas hasta el Cabo del Hornos (con lo que prefija el conocimiento del valor estratégico de este paso y de la ubicación del racimo de islas).
Por primera vez, la llegada de sacerdotes y de una imagen de Nuestra Señora de la Soledad demuestra una preocupación por la atención religiosa de los habitantes.
La elección de este hombre no se hizo al azar.Existen cartas que demuestran la meticulosidad de la misma. Una de ellas, escrita por D. Julián de Arriaga, ministro del Despacho de Marina y secretario del Consejo de Indias, expresa que deseaba que (el gobernador de las Malvinas) fuese un oficial marino "por considerarlo más a propósito para el cargo". Así se seleccionó a este Capitán de Navío de destacados antecedentes. En la orden que el 4 de octubre de 1766 librara el rey, se le ordena: "...os dirijais a las enunciadas Yslas Maluinas,y inmediatamente que llegueis, presenteis a su actual Gobernador la Orden que llevais de S.M. Christianisima".
Por su parte, el ministro Arriaga le comunicaba en una carta del 2 de octubre: "...el Governo de las Maluinas penda del suio, y qe Ruis Puente le comunique los auxilios qe hubiere menester...".
Volviendo al 1° de abril de 1767, de las fragatas "Liebre" y "Esmeralda" es bajado un cargamento de pólvora y de municiones, así como algunos cañones. Y a cargo del Ministro de la Real Hacienda de la flamante colonia, cincuenta mil pesos fuertes para "gasto necesarios que ocasione el apostadero de las Armas".
En 1767 también, España toma solemnemente posesión de las islas, a través de las correspondientes y usuales formalidades entre las naciones. En el acto de traspaso, Ruiz Puente hace constar: "...tomé posexion de ella en nombre del Rey, mi Señor...".
Esto ocurría el 2 de abril de ese año.
Doscientos años más tarde, exactamente, Argentina reocupa sus derechos. Quizás en un acto no tan formal, pero que reivindica los ciento cuarenta y nueve años de usurpación inglesa. Pero eso es una historia que desarrollaremos más adelante...