El 28 de diciembre de 1831, la Lexington a Puerto Soledad. Todos los testigos declaran que habia enarbolado, para mejor perpetrar sus hazañas, el pabellon frances, lo cual se aproximaria, mucho mas que los actos de Vernet, a ciertos casos piraticos. Antes de desembarcar, el comandante Duncan atrajo a bordo, bajo algun pretexto, a los dos principales empleados de Vernet, retuvo alli prisionero al director de pescas, Mateo Brisbane, y solto al agente comercial, Enrique Metcalf. Hecho esto, el comandante Duncan Descendio armado y procedio primeramente, con cierto metodo, a inutilizar los cañones, a incendiar el polvorin, a destruir el armamento; luego, sin mala intencion, se divirtieron -caso risible- en saquear un poco las casas (no se trata de robos); despues, en dar caza a los animales salvajes. Cerca de dos años mas tarde, Fitzroy, cuyo testimonio no es sospechoso, volvio a encontrar todavia las huellas evidentes del pillaj. Ademas, se hizo transportaar a bordo de la goleta Dash, que se encontraba alla, el cargamento de pieles secuestrado y que Davison, presente, declaro pertenecerle. En cuanto volvieron los balleneros americanos reunidos, fueron fijados carteles que anunciaban la ruina definitiva de la colonia. Todos los colonos que no pudieron huir al interior, fueron molestados; los que se resistian, molidos a golpes. Algunos testigos han denunciado excesos mas graves, pero no parecen probados. Se adivina el panico. Varios colonos, desanimados, se embarcaron sin pensar en un posible todos los habitantes regreso. En fin, despues de haber detenido a casi todos los habitantes, el heroico Duncan no retuvo prisioneros mas que a seis argentinos y al comerciante ingles Brisbane, al que engrillo -segun declaraciones unanimes- y llevo asi a Montevideo.
He aqui en que terminos, breves pero expresivos, el comandante de una corbeta se dirigia al gobierno de un pais libre, confesando altamente su atentado e imponiendo las condiciones de clemencia.
"A.S.E. el Señor Ministro de Negocios Extranjeros de Buenos Aires:
Surto en Montevideo, febrero 21 de 1832
Señor:
Debo decir a Ud. que entregare o pondre en libertad a los prisioneros existentes a bordo de la Lexington, dando el gobierno de Buenos Aires una seguridad de que han obrado bajo su autoridad.
Tengo el honor, etcetera.
Silas DUNCAN"
Esto no habia terminado. Despues de Duncan, que iba a calmar en su casa su gran colera, y de Slacum, a quien el ministro Garcia debio retirar el exequatur (14 de febrero de 1832), entra en escena el encargado de negocios Francis Baylies para tener alli el empleo vacante de matasiete. Es preciso reconocer que este tampoco hizo languidecer el asunto. Llegado el 8 de junio en la corbeta de guerra Peacok, desembarco el 9 con su familia, presento el 15 sus credenciañes y el 20 abrio el fuego. Su mision oficial se limitaba, segun confesion misma de su gobierno, a la apertura de una encuesta sobre el incidente de las Malvinas y al examen de los derechos invocados por el gobierno de Buenos Aires. Sera suficiente citar la frase inicial de su primera nota, para mostrar como entendia esta mision y con que espiritu iba a cumplirla.