14 may 2015

El Caldero hirviente

La noche del 30 de abril de 1982, mientras la fuerza aeronaval britanica tomaba posiciones en aguas de las islas Malvinas y las defensas argentinas aguardaban el inminente ataque ingles, otros hechos sumaban gravedad y dramatismo al conflicto entre Argentina e Inglaterra. En Washington, el presidente Ronald Reagan declaraba que "...en la disputa por las Malvinas el agresor fue la Argentina... y no se debe permitir que una agresion armada de este tipo tenga exito", ratificando los anuncios de esa mañana, efectuados por el secretario de Estado, Alexander Haig, consignando que EE.UU. abandonaba la neutralidad, calificando a Gran Bretaña de "nuestro aliado mas estrecho", adelantando que "EE.UU. respondera afirmativamente a peticiones de suministro de material para las fuerzas britanicas" y suspendiendo las exportaciones militares, los creditos y las garantias oficiales para la adquision de productos a la Argentina.
La decision del gobierno norteamericano, leida por radio y television a todo el pais, señalaba que "la crisis en el Atlantico Sur esta a punto de entrar en una nueva y peligrosa fase, en la que es probable una accion militar en gran escala", extendiendose en consideraciones sobre las gestiones mediadoras de EE.UU., culminadas en la propuesta presentada las dos partes, que reseño en los siguientes puntos: de hostilidades, retiro de las fuerzas de ambos paises; levantamiento de las sanciones mutuas; establecimiento de una autoridad tripartita para mantener el acuerdo; continuidad de la administracion inglesa en las islas, con participacion argentina; mecanismos de cooperacion para el desarrollo y la negociacion de una solucion final, que tuviera en cuenta la voluntad de los habitantes del archipielago. Esta proposicion, segun dijo el funcionario norteamericano, fue considerada "inaceptable" por la Argentina, que seguia siendo la de "recibir seguridades de soberania eventual o un papel de facto inmediato en el gobierno de las islas que conduzca a la soberania".
A esta actitud y expresiones de los gobernantes estadounidenses, el canciller argentino, que se hallaba en Nueva York realizando gestiones diplomaticas ante los organismos mundiales, replico aclarando que "...las ultimas propuestas del secretario de Estado no satisfacen las aspiraciones minimas del gobierno argentino sobre reconocimiento de su soberania en las islas Malvinas", reiterando, no obstante, la disposicion de la Argentina a negociar sobre bases equitativas y realistas. Esta posicion de nuestro pais se documentaba, el mismo dia, en una nota oficial entregada al gobierno norteamericano.
En Buenos Aires, el gobierno daba a conocer una declaracion en la que, resumiendo la situacion a esa fecha, informaba haber recibido la proposicion de EE.UU, el dia 27 y constestaba el 29 de anril, motivando la respuesta y las decisiones de Washington de igual fecha, a la que consideraba ",,,injusta e intempestiva, pareciendo ajustarse a los tiempo que se ha fijado para sus operaciones la flota britanica", importanto "un desconocimiento de la resolucion recientemente adoptada en la XX Reunion de Consulta del TIAR, del que EE.UU. es parte". Recordaba, luego, las amenazas belicas del Reino Unido, las gestiones de EE.UU. mediante la mision del secretario Haig y la aceptacion argentina de encuadrar el diferendo en los terminos de la Resolucion 502 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, "considerada como un todo integrado" y tambien la disposicion argentina a trabajar sobre esas bases, pero con el "entendimiento claramente explicitado desde el comienzo, que la soberania argentina sobre las islas no es negociable y que esto debia quedar inequivocamente reflejado en el resultado.
La ultima jornada de abril se cerraba con el ofrecimiento del Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Perez de Cuellar, de colaborar para allar un entendimiento pacifico entre las partes, ofera aceptada por el canciller argentino, que ese mismo dia converso con el alto funcionario. Entretanto, la casi totalidad de los paises y pueblos iberoamericanos ratificaban su solidaridad con la Argentina, destacandose Peru, Panama y Venezuela por sus ofrecimientos de apoyo incondicional.