8 jul 2015

Decadencia del comercio malvino

Sine embargo, la preponderancia maritima de la Gran Bretaña, que debia acentuarse cada vez mas gracias al largo periodo de disipacion y de incuria que llaman reinado de Luis XV, no fue la causa principal -o al menos directa- de la merma considerable que sufrio el comercio frances en el Mar del Sur. Sabese que este comercio, del que no podemos mencionar mas que los resultados geograficos, tenia por movil la sed de lucro de los armadores y por base, el contrabando. Este delito fiscal contra el que la conciencia individual reacciona debilmente, tanto hoy como cuando se trata de nuestras propias finanzas perjudicadas, solo aparecia entonces -sobre todo mas alla de la linea en que se sabe terminaba la beligerancia- como una protesta casi legitima del contribuyente aplastado de impuestos contra el Estado opresor. Sobre todo las colonias españolas, que agonizaban bajo las tasas y prohibiciones de la metropoli -incapaz no solamente de producir los articulos extranjeros que almacenaban en Cadiz, sino de transportarlos con seguridad en sus propios navios -tendian los brazos hacia los valientes contrabandistas acogidos como libertadores. Los funcionarios, altos y bajos, cerraban los ojos -mientras no tenian un interes mas urgente para abrirlos -ante el aspecto raro de estos naios repletos hasta las escotillas y llevados, decian ellos, por el mal tiempo o la falta de viveres. Para todo el mundo, los peligros del oficio rehabilitaban el lado ilicito y hasta la historia tiene cierta dificultad en no ver, en e trafico fraudulento de las Indias que abria una salida a travez del despotismo asfixiante, una verdadera institucion de progreso.
El contrabando frances habria, pues, continuado cada vez mas, a pesar de las celosas protestas de Inglaterra y Holanda, sin hacer caso de las perpetuas quejas del gobernador español, tan vanas como sus tentantivas de represion. Pero, en 1719, habia surgido otro obstaculo: el monopolio concedido a la Nueva Compañia de Indias, organizada por el finacista Law, que abrazaba tambien el Mar del Sur. En esta ocasion se renovio, en 1724, la antigua ordenanza de Luis XIV que imponia "pena de muerte" a los infractores, y un barco del rey fue enviado al Peru para hacerla efectiva. Fue asi como esta navegacion quedo mas o menos abandonada por los armadores, que no osaban ya exponer sus capitales, y por los marinos que temian por sus vidas. Los de Saint-Malo dirigieron hacia otra parte sus proas; y desde 1725 hasta Boungainville, apenas se hace mencion de cinco o seis viajes al Mar del Sur, por navios de Saint-Malo que, por lo demas, eran casi todos fletados a Cadiz como "buques de Registro".